de San Roque
La Estación Ambiental Madrevieja acoge un proyecto de recuperación del galápago europeo, una especie de tortuga que antes era muy común pero que casi ha desaparecido de la provincia de Cádiz. Dos colegios sanroqueños han visitado estas instalaciones, propiedad de Fundación Cepsa, para conocer esta iniciativa y también este espacio natural, que en 2024 cumple diez años de funcionamiento.
Juan Serván y Mónica Córdoba, tenientes de alcalde delegados respectivamente de Medio Ambiente y de Educación, han acompañado este miércoles a alumnado de Quinto de los colegios Sagrado Corazón y Santa Rita en una visita a la Estación Ambiental Madrevieja, unos terrenos de la Fundación Cepsa que la empresa Ornitur ha convertido en un paraíso para la fauna y la flora. El acto ha servido también para presentar un proyecto de recuperación del galápago europeo, un reptil que era muy común en la provincia de Cádiz pero del que ahora sólo quedan unos pocos ejemplares en Grazalema.
Juan Serván ha destacado la labor que se ha llevado a cabo en estos terrenos, que hace diez años estaban muy degradados al ubicarse junto a las industrias, y donde en este tiempo se ha multiplicado la fauna y la flora. Mostró el compromiso del Ayuntamiento de San Roque en seguir colaborando con Fundación Cepsa tanto en este tipo de proyectos como en las iniciativas de educación ambiental que lleva a cabo su departamento, visitas a espacios como el estuario del río Guadiaro o el Pinar del Rey que este curso disfrutan unos 7.500 escolares.
Estrella Blanco, responsable de Fundación Cepsa, indicó que se trataba de “un día muy señalado” por la presentación de un nuevo proyecto de conservación que servirá para enriquecer la biodiversidad de la provincia de Cádiz. Destacó que en estos diez años se han superado las 10.000 visitas a la Estación Ambiental Madrevieja, y mostró el compromiso de su entidad por seguir apostando por la educación ambiental.
David Barros, de la empresa Ornitur, agradeció a la Fundación Cepsa su apoyo a este “centro de experimentación” donde se ha creado “una especie de isla para la fauna y la flora” en un espacio que antes estaba muy degradado por la presión humana e industrial. Recordó que si anteriormente han trabajado en la recuperación de la lechuza, ahora han elegido el galápago europeo, otra especie animal que no suele despertar mucho interés pero que es importante para el ecosistema.
Barros explicó que se les han cedido tres parejas reproductoras que el año pasado ya tuvieron 16 crías, las cuales se protegen y alimentan en una poza hasta que adquieran el tamaño adecuado para su reintroducción en zonas naturales donde se les puedan hacer un seguimiento.