de San Roque
El que ha sido uno de los principales mecenas de Luis Ortega Brú y del Museo en San Roque que lleva su nombre, Enrique Hernández Muñoz “Luike”, ha sido nombrado Hijo Adoptivo de la ciudad. En el mismo acto se entregó un reconocimiento a personas y entidades que este año han colaborado en la celebración del centenario de Luis Ortega Brú.
El solemne acto, desarrollado en el Salón del Palacio de los Gobernadores, donde cuelga el Éxodo de Ortega Brú, estuvo presidido por el alcalde, Juan Carlos Ruiz Boix, y la tte de alcalde de Cultura, Dolores Marchena.
En primer lugar, se hizo entrega de un galardón a algunas de las entidades y personas que este año han colaborado con la Delegación de Cultura en la realización de actividades.
El alcalde detalló que durante 2016 se han realizado exposiciones de diferente tipo, talleres didácticos, seminario en Curso de Verano, actividades especiales del Museo, encuentro de hermandades andaluzas, proyecciones cinematográficas, ciclo de conferencias en asociaciones, ciclo de conciertos de música clásica, actividades conjuntas con colectivos y asociaciones del municipio, publicaciones de libros, vía crucis del Cristo de la Buena Muerte (esto a cargo de la hermandad con la colaboración del Ayuntamiento).
Han merecido el reconocimiento municipal Ángel Ortega Brú León; Manuel Ángel Ortega Alonso; Francisco Guzmán Luque; Bodeguita Del Puerto De Sotogrande; Bodegas Collado; Restaurante Mara; Sergio Galea Rodríguez; Venerable Hermandad De Penitencia Del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura; Carlos González Cruces; Juan Roca Quintero; Sylvain Marc; Isaac González Cruces; Juan Gómez Macías; Esteban Gallego Pérez; María Coronada Jiménez Muñoz; Miguel Núñez Torres; Antonio López Canales; José Barroso Muñoz; Rafael Pérez Girón; Áurea Alfonso Ortega; y Andrés Vázquez de Sola.
En el mismo acto se hizo entrega del título de Hijo Adoptivo a Enrique Hernández Muñoz “Luike”, periodista especializado en el motor conocido como Luike, fue amigo de Ortega Bru y cedió 24 piezas originales del maestro sanroqueño para su exposición en la Sala dedicada al mismo. Muy ligado a la trayectoria sevillana del imaginero, fue incluso su modelo para el San Juan del “Entierro de Cristo”.
A Luike se debe la cesión de una parte importante de la obra de Ortega Brú que quedó expuesta en el museo cuando se cambió a la parte baja del Palacio, en 2012. La idea del Consistorio es reconocer ese gesto en el año del centenario de Ortega Brú.
Antes de la entrega del pergamino con el nombramiento a “Luike”, el alcalde agradeció la asistencia “a la última actividad dedicada a conmemorar el Centenario del Nacimiento de Luis Ortega Brú, el genial pintor, escultor e imaginero Hijo Predilecto de San Roque”.
“No podíamos cerrar esta conmemoración sin el reconocimiento que esta noche vamos a llevar a cabo. Muchas gracias Enrique. Muchas gracias a tu familia, por acompañarnos en este acto con el que esta Ciudad te reconoce y agradece tu importantísima, desinteresada e incalculable aportación para que San Roque, y quienes nos visitan, puedan disfrutar del legado artístico de Luis Ortega Brú en la tierra que le vio nacer”, señaló.
Recordó el alcalde que “este Museo de Ortega Brú vio en el año 2013 cómo se incrementaba sus fondos gracias a la cesión a este Ayuntamiento por parte de Enrique Hernández Luike, a través de su Fundación, de una colección de 24 piezas -en su mayoría esculturas en madera y bronce, pero también algunos cuadros de gran fomato-, unas piezas de gran calidad artística que, en algunos casos, compró Enrique y en otros las recibió del propia artista, siendo en su mayoría de temática profana y poco conocidas por el gran público”.
“El estrecho lazo de amistad que durante décadas cultivaron Luis Ortega Brú y Enrique Hernández Luike, tanto en Sevilla como en Madrid, tendrá a partir de ahora otro nexo común: La Ciudad de San Roque. Una amistad entre ambos que se remonta a finales de la década de los 40, cuando Enrique hizo la primera entrevista en Prensa al imaginero sanroqueño”, recordó el alcalde.
“Desde aquel lejano 1948, la amistad entre ambos fue fraguando con el paso de las décadas. Luis Ortega Brú se convirtió en el mejor imaginero del Siglo XX y Enrique en la referencia en España del periodismo del motor”.
“Este acto es una manera brillante y merecida de cerrar la programación oficial que hemos venido desarrollando este año 2016 para conmemorar el Centenario. Un Centenario, y existe un consenso unánime, todo el mundo reconoce que ha estado a la altura del mayor imaginero del Siglo XX”.
El alcalde mostró su “agradecimiento, como no, a su familia, en especial a su hijo Ángel y a su sobrino Manu, también distinguido este año como Hijo Adoptivo, porque gracias a su ayuda y colaboración hemos podido montar sendas exposiciones donde hemos podido disfrutar también de sus obras y del influjo que Luis ha tenido en su trayectoria artística”.
Quiso también agradecer “a la concejala delegada de Cultura, a Dolores Marchena, a todos y cada uno de los técnicos municipales de este departamento, el intenso trabajo que han llevado a cabo para hacer posible un Programa de Actos que ha cumplido con creces los objetivos marcados, que no eran otros que difundir y profundizar en la obra de Luis Ortega Brú, analizar su influencia y su impacto en las generaciones posteriores”.
También agradeció “a todas y cada una de las personas y entidades reconocidas por su colaboración con el Centenario, una implicación imprescindible para el éxito de todas las actividades desarrolladas: Exposiciones, talleres didácticos, seminario de la UCA, encuentro de hermandades andaluzas, proyecciones cinematográficas, conferencias en asociaciones y el Vía Crucis de la Buena Muerte”
Y tras la entrega del galardón a Luike, éste se acercó en el atril para decir “tengo 88 años y hoy he vuelto a nacer. Y lo he hecho en San Roque. Muchas gracias por vuestro cariño”.
Enrique Hernández Luike nació en Huelva el 27 de julio de 1928 e inmediatamente su familia se trasladó a Sevilla, donde creció y recibió educación. Estudió Bachillerato en las Escuelas Pías y Comercio, por libre.
Tras hacer sus pinitos en Sevilla, en 1953 se traslada a Madrid para ingresar en la Escuela Oficial de Periodismo. Aquí arranca su historia como periodista y editor de publicaciones especializadas en Motor, ya que adquiere “Motociclismo” y potencia “Motor Press” y en 1961 lanza el semanario “Autopista” con evidente éxito y pronto será la referencia de la Prensa del Motor.
En 1975 edita ya 20 publicaciones del Motor y comienza la internacionalización de la empresa con extensión a Portugal, México, Argentina y Brasil, impulsando el lanzamiento de nuevas revistas y el periodismo profesional especializado.
En 2001 reanuda su actividad en el Motor. En un año coloca a su revista “Autofácil” en liderazgo absoluto de ventas entre todas las publicaciones del Sector y edita otros títulos complementarios: “CAR&Tecno”, “TodoTerreno”, “Fórmula Moto”, “Quad&Jet”, “Scooting” y una serie de anuarios y catálogos de alta calidad.
Recibe varios premios y reconocimientos periodísticos porque Luike ha sido el creador de uno de los más grandes grupos editoriales especializados en materia del motor.
Como periodista trabajó también el mundo cofrade sevillano. Y fue entonces cuando conoció al imaginero sanroqueño Luis Ortega Brú. Así lo relata el propio protagonista: “Antes de mi traslado a Madrid, hice la mili como voluntario, cabo en la sección de Justicia del Ejército del Aire, con el general Rodríguez Díaz de Lecea. Entrevisté para el periódico al escultor Luis Ortega Brú, quien recibió días después el encargo de tallar el Cristo de la Misericordia para el misterio de la Piedad de la Hermandad del Baratillo.
Un año después, Luis Ortega Bru fue galardonado con la encomienda de Alfonso X El Sabio por su conjunto escultórico del Entierro de Cristo, una de las grandes obras de la Semana Santa en Sevilla. “En este misterio fui su modelo para el San Juan”, desvela Luike.
La trayectoria sevillana del gran escultor Ortega Brú está muy ligada a la figura Luyke, y su su contribución al esplendor de su obra en San Roque no puede causar nada más que elogios y reconocimiento.