de San Roque
Los llamados "productos milagro" son unos artículos que, evidentemente, no deberían ser objeto de venta, pues, como su propio enunciado indica, prometen algo -un milagro- que está fuera de las leyes de la naturaleza. Prometer un "milagro" es directamente engañar.
Sin embargo, muchos consumidores caen en la trampa de comerciantes desaprensivos que se aporvechan de una situación problemática (enfermedades graves, insatisfacción con la propia imagen, etc.) para vender productos a los que se atribuyen unos efectos y cualidades que, normalmente, sólo poseen en la publicidad y en la imaginación del consumidor engañado.Bajo el término "productos milagro" se incluyen también aquellos objetos a los que se les atribuye la virtud de alejar algún mal, los amuletos, o los que, sin base cientifica, dicen curar o aminorar los síntomas de las enfermedades, o pretenden atraer la suerte o la fortuna.Con cierta frecuencia aparecen en el mercado productos cuya publicidad les adjudica propiedades curativas o proclama sus propiedades energéticas o adelgazantes, sin que sus etiquetas informen adecuadamente sobre su composición ni su contenido.Las recomendaciones básicas sobre este tipo de productos son las siguientes:-los "productos milagro" no son medicamentos, en ningún caso tienen propiedades correctoras ni terapéuticas por lo que, en caso de enfermedad o lesión hay que procurarse un correcto tratamiento médico.-el usuario no debe automedicarse, ni comprar productos terapéuticos o sanitarios que no le hayn sido recetados por un médico.-la frase "de venta en farmacias" no asegura por sí misma la eficacia del producto.-los productos con efectos medicinales deben estar convenientemente etiquetados como cualquier medicamento. NO se debe comprar nunca productos cuya etiqueta no incluya todas las indicaciones necesarias: cualidades del producto, modo de empleo y de conservación, fecha de caducidad o de consumo preferente, etc.-los cosméticos pueden limpiar, mantener, perfumar, proteger o modificar el aspecto de las partes superficiales del cuerpo, pero nunca pueden atribuirse acciones terapéuticas.-el usuario debe mirar la etiqueta de los productos que compra, y no fiarse sólo de la publicidad. Y además asegurarse que va a cumplir los fines para los que está diseñado.-no comprar nunca productos en los que, como única referencia, aparezca un apartado de correos.-desconfiar de los productos "milagro" comercializados a través de Internet, ya que, en muchas ocasiones, burlan las regulaciones sanitarias y los controles de calidad.-comprobar si los presuntos efectos de un producto, tanto terapéuticos cono preventivos, adelgazantes o alimenticios, están reconocidos por la Administración Sanitaria del Estado.En resumen, no se fíe un pelo de quienes le prometen milagros a cambio de su dinero.