de San Roque
Para Isabel Quintanilla, madre de Jaime, alumno de hipoterapia en la Fundación Santa María Polo, las terapias ecuestres se deberían generalizar y aplicar como tratamiento común a los niños con discapacidad.
Jaime acude a terapia ecuestre en el centro de San Roque Club desde hace años, afectado por hemiparesia, lo que supone que la parte derecha de su cuerpo la tiene atrofiada. “Cuando empezó con el caballo el tronco no lo controlaba, no tenía definido el espacio, por lo que el cuerpo se le iba y, además, tenía miedo al caballo”, relata su madre.
“Empezó y poco a poco, los resultados no se ven de una semana para otra, al cabo de los años te das cuenta cómo ha mejorado la forma de montar a caballo de Jaime. Ahora ha perdido el miedo, se une al caballo, es muy especial en la manera de tratarlo, de cepillarlo. A nivel físico ha mejorado enormemente la postura, coge las riendas con las dos manos” señala Isabel.
La madre de Jaime cuenta que “al principio se montaba en un caballo pequeño con el fisioterapeuta detrás, y después cambió de caballo. Ahora monta en uno más grande, se ha hecho más autónomo y hace ejercicios sólo.”
“A nivel humano y físico se nota la mejora y la evolución de los alumnos. Ganan autoestima, dominio, confianza y seguridad” cuenta Isabel. “Como ejemplo -dice-, a Jaime le han cambiado la medicación y los efectos secundarios provocan mareos, inseguridad y miedos, lo que ha logrado superar montando a caballo sin giros, en línea recta, pero ayudado por un caballo a superar sus miedos.”
“Cómo entrenar al caballo de terapia” a cargo de Rafael Jesús Reina, gerente de la Fundación Santa María Polo y “ El dopaje en los caballos de competición” a cargo de Juan Ramón Castillo, Catedrático de Farmacología Clínica de la Universidad de Sevilal, constituyen las dos conferencias que han puesto el punto final a esta quinta edición del Seminario de Equitación y Discapacidad.