Cierra la Papelería Goya tras medio siglo, y el alcalde propondrá una distinción para su dueña

Tras hablar un rato con Castillo, compartir recuerdos e incluso comprar algunos productos, Ruiz Boix ha indicado que “esta tienda es muy conocida por todos. En ella han comprado todas las generaciones de sanroqueños desde hace cincuenta años: jóvenes, adultos e incluso abuelos hemos pasado por aquí para comprar material escolar, el periódico o herramientas de Bellas Artes”.
“En la Papelería Goya -continuó- siempre hemos tenido una atención exquisita por parte de su propietaria, Maricarmen Castillo, o bien de su empleada Mari, con más de treinta años de vinculación a este establecimiento. Ya ambas jubiladas, y en estos últimos días están con el cierre y la liquidación”.
“Confían -prosiguió el alcalde- en que en un futuro próximo se realice el traspaso que se propone, porque está en un lugar ideal: en la calle Málaga, en la calle General Lacy, donde además se está aplicando un tratamiento de mejora del pavimento y esperamos que esta cuestión provoque la reactivación de los comercios de la zona. Creo que sería una apuesta segura, porque es un establecimiento bastante grande”, consideró.
“No quiero quedarme solamente con la parte comercial -explicó-, sino con la más sentimental y emotiva del cierre de una papelería vinculada históricamente a San Roque. Creo que la realidad del coronavirus ha hecho que no tuviéramos en cuenta esta cuestión para el Pleno de Honores y Distinciones (de 2020, que se dedicará a los héroes contra la Covid-19). Pero estoy convencido de que en el próximo año, Maricarmen Castillo será una de las grandes protagonistas en esa entrega de reconocimientos (con motivo del Aniversario de la Fundación de la Ciudad) si así lo aprueba la comisión municipal. Desde luego, va a contar con una propuesta de Alcaldía”, finalizó.
Por su parte, Maricarmen Castillo explicó que el cierre de la tienda “al principio me dio pena, porque sigo viniendo para hacer pedidos, traer novedades... Pero al final estoy contenta, porque cierro sin deberle nada a nadie. Además, la muchacha que he tenido (atendiendo la tienda) lleva treinta años conmigo, y siempre nos hemos llevado muy bien. Pero hay que traspasar si no hay quien siga (con el negocio dentro de su entorno cercano)”.
En cualquier caso, Castillo tiene muy claro cuáles son sus objetivos ahora que no tendrá las responsabilidades de la tienda: “Disfrutar de mis nietos, de mis hijos, de mi campo y de mi playa”.