Buena asistencia a la visita guiada “Luis Ortega Brú y las Vanguardias”

Domingo, 1 Mayo 2022

La Delegación de Cultura, que dirige la concejal Ana Ruiz, realizó el pasado martes por la tarde la visita guiada “Luis Ortega Brú y las Vanguardias”, centrada en algunas de las piezas menos conocidas del artista. Numeroso público participó en esta actividad, que se llevó a cabo en la sala del Palacio de los Gobernadores dedicada al genio sanroqueño.

Aunque Luis Ortega Brú se dedicó profesionalmente al mundo de la imaginería religiosa, fue sensible a las distintas corrientes artísticas de su tiempo, el siglo XX. En el Museo Municipal se encuentran algunas de las piezas más destacables de esta faceta del artista sanroqueño, que fueron el objetivo principal de esta visita guiada. A través de su análisis, los participantes pudieron conocer el mundo más íntimo y menos conocido del sanroqueño.

Luis Ortega Bru nació en San Roque el 16 de septiembre de 1916, y falleció en Sevilla en noviembre de 1982. Fue un imaginero y escultor español.

Su padre era un alfarero, lo que influyó en que desde bastante pequeño se dedicase a modelar figuras en barro, lo que le llevó a decir que “sus principios fueron la alfarería y la cerámica”. En el año 1931, estudia escultura en la escuela de Artes y Oficios de La Línea de la Concepción, y en 1934 recibe clases de dibujo con el maestro y poeta de San Roque José Domingo de Mena.

La Guerra Civil marcó su trayectoria, ya que sus padres fueron fusilados durante la contienda y él, que también militó en el bando republicano, fue condenado en 1940 a tres años de prisión por un delito de auxilio a la rebelión.

En el año 1944 se trasladó a Sevilla, matriculándose en la Escuela de Artes Aplicadas. En esta ciudad comenzó a ser conocido en los círculos artísticos, realizando su primera exposición en 1949. En 1952 recibió el primer Premio Nacional de Escultura por “La Piedad”. En 1955 se trasladó a Madrid como maestro escultor de los Talleres Arte de Granada, abriendo posteriormente un taller propio en la capital. En 1978 regresó a Sevilla, trabajando en el taller de Guzmán Bejarano.

Está considerado el más grande imaginero español del siglo XX, y también uno de los más importantes escultores de la segunda mitad de dicho siglo, como se puede comprobar en las salas dedicadas a él en el Palacio de los Gobernadores.