de San Roque
“Hay una tendencia a depositar demasiada confianza en los medicamentos”, de manera que “acudimos a la química para solucionar problemas de la vida diaria”, como la calvicie, el nerviosismo, la timidez, el no dormir demasiado bien... El doctor en Medicina Juan Ignacio García ha alertado de esta realidad durante su ponencia en la última jornada del seminario sobre la Felicidad que se imparte dentro del XXXIV Curso de Verano de la UCA en San Roque.
Bajo el título “Los fármacos del estilo de vida: la felicidad a la carta o en recetas”, Juan Ignacio García ha señalado que “esta ponencia es un abordaje novedoso sobre el uso de los medicamentos. No cabe duda de que hay medicamentos que solucionan problemas muy importantes, y que indudablemente nos ayudan a ser felices, porque tener problemas de salud es un motivo de infelicidad”.
“Hemos querido, sin embargo, abordar el medicamento -continuó- como herramienta con la que queremos solucionar problemas que no son de salud, sino de la vida diaria, del estilo de vida. Acudimos a la química para solucionar esos problemas. Si a esta tendencia de las personas le unimos la promoción que realiza la industria farmacéutica de estos productos, estamos ante medicamentos del estilo de vida: para tratar la calvicie, la timidez, la disfunción sexual (que muchas veces es una enfermedad, pero otras veces no es sino una consecuencia de la edad), tratar la ansiedad, el nerviosismo, el no dormir demasiado bien.. Los medicamentos son muy útiles en su contexto, pero se pueden utilizar mal, con el añadido de que las campañas publicitarias nos animan a usarlos”, explicó el médico.
“Existe una tendencia creciente -explicó Juan Ignacio García- a depositar demasiada confianza en los medicamentos. La viagra, por ejemplo, se utiliza para la disfunción sexual, lo cual es un problema muy serio para algunas personas y el uso de este medicamento les ha ayudado muchísimo. Pero hay jóvenes de 18 años que salen por la noche y toman alcohol y otras cosas, y como el alcohol no les va a permitir cumplir adecuadamente al final de la noche, llegan a consumir viagra. Los ansiolíticos tienen también su papel, pero se abusa de ellos, igual que de los tranquilizantes. Y todo amparado por campañas de promoción”.
Alertó de que “el abuso de estos medicamentos produce gasto sanitario para la administración y para los consumidores de los mismos, pero es que además suponen un riesgo para la salud. Los medicamentos, por definición, producen cosas positivas y negativas para la salud”. Como solución, plantea una “reeducación sanitaria, que no olvidemos la necesidad de ser críticos”.
Sin embargo, esta mentalidad crítica choca con grandes escollos al tener que enfrentarse a las campañas publicitarias pensadas por las grandes compañías farmacéuticas. “La mayor parte de los medicamentos no pueden promocionarse, pero sí la enfermedad -explicó-. Eso pasa con la eyaculación precoz, con la obesidad... Y acaba el anuncio con el consejo: 'Consulte a su médico o al farmacéutico'. Al final, acabamos medicalizando a la sociedad”, concluyó.
Además de la ponencia expuesta, durante la jornada de hoy se expuso la titulada “La calidad de vida laboral y la satisfacción laboral como mediadores e inductores de la felicidad”, a cargo de Carlos Guillén, licenciado en Psicología.