El Toro del Aguardiente 2015 finaliza con total normalidad

Lunes, 17 Agosto 2015

“Neurona”, de la ganadería de hermanos Lavi Ortega, ha protagonizado en la mañana de hoy, lunes, el Toro del Aguardiente 2015, que ha puesto broche final a la Feria Real. No se han producido heridos relacionados con el toro y las tres vaquillas, y en las gradas repletas reinaba el tradicional ambiente de fiesta. Entre los miles de asistentes se contaban el concejal de Fiestas, Antonio Navas, y otros miembros de la Corporación.

“Neurona”, de pelo colorado ojinegro con 540 kilos de peso, salió a las 7 horas de la barriada de la Paz, subiendo por la calle La Ermita hasta que entró en el plaza precedido por los mozos. El toro corría dentro de unas empalizadas instaladas por personal municipal de Obras y Servicios, y fue conducido mediante una cuerda por los miembros de la Peña del Toro del Aguardiente.

Una vez en el coso, el animal apenas puso en peligro a los valientes que lo correteaban, por lo que pronto fue devuelto a los corrales. En cuanto a las tres vaquillas (“Vicetenienta”, “Avisadora” y “Manisera”) ofrecieron algún que otro revolcón, pero de sin ninguna gravedad. Donde sí hubo incidentes fue en los graderíos, donde una pelea tuvo que ser disuelta por la Guardia Civil.

Los miembros de la Peña Cultural Toro del Aguardiente, que está presidida por Isaac Gómez, estuvieron en todo momento velando por la seguridad y respeto hacia el toro y las vacas.

El tradicional Toro del Aguardiente es una actividad de la que ya se tienen noticias en el Gibraltar de la Edad Media, aunque las certezas históricas se remontan al siglo XVII.

El antecedente más antiguo de estas fiestas se encuentra en la celebración del “Toro de la Soga”, posteriormente conocido como Toro del Aguardiente, que se remonta a 1649, antes incluso de la fundación de San Roque.

Justo donde hoy se encuentra la parroquia Santa María la Coronada se hallaba la ermita dedicada a este santo. Cada 16 de agosto los gibraltareños se trasladaban a dicho lugar en romería. El festejo más esperado era el de los toros que se ataban a un árbol con una larga cuerda, divirtiéndose con ellos.